Aprovecha la Navidad para ayudar con los deberes de los niños: qué hacer y qué no

El primer gran reto del curso para nuestros hijos llega con la entrega del primer boletín de notas, que se da justo antes de las vacaciones de Navidad. Es entonces cuando, viendo las notas, muchos padres se preocupan por los deberes de los niños y su rendimiento en la escuela. Cuando llega algún suspenso es cuando sentimos la necesidad de controlar el trabajo que hacen nuestros hijos en casa y, entonces, empiezan las preguntas: ¿debería sentarme con mi hijo a estudiar? ¿Habría sido mejor revisarle los deberes antes de ir al colegio? ¿Es buena idea que le ayude a preparar su material de estudio para asegurarme de que es correcto?

Niño con sus libros del colegio

¿Me siento a hacer los deberes de los niños con ellos? Pros y contras

Uf. Cuántas preguntas, ¿verdad? Es cierto que el interés de los padres influye positivamente en cómo se desarrollan los niños en la escuela, pero que nos impliquemos no significa necesariamente que dirijamos la vida de nuestros hijos.  Es importante que, como padres, sepamos distinguir el baremo que suponen las notas y la realidad sobre el futuro académico de nuestros hijos: cada niño tiene unas habilidades y, por eso, que a uno se le den mejor las letras que la ciencias no implica que vaya a fracasar en el colegio.

Pese a esto, cabe destacar que estudiar es un hábito que se construye con tiempo e implicación, no algo que viene de manera intrínseca en los niños. Para que sea efectivo, los padres han de fomentarlo indicando el momento de iniciarlo y reforzarlo cuando se realiza. Cuando fomentamos la autonomía de nuestros hijos frente a la necesidad de que aprueben un examen a toda costa, estamos dándoles una valiosa lección: su tesón y esfuerzo diarios valen más que la nota de un solo examen. Aunque, a veces, en nuestra cruzada como padres por ver triunfar a nuestros hijos, lo olvidamos.

Pizarra de una clase

Sentarse a  hacer los deberes de los niños y estudiar con ellos solo hace que sea el progenitor quien entienda, resuma y explique el temario. Esto fomenta la dependencia de los niños sobre los padres a la hora de trabajar en casa, ya que al mínimo problema, recurren a nosotros para que lo arreglemos. Es importante insistir en que el estudio es una obligación diaria de los niños y que deben ser ellos quienes aprendan a organizar su tiempo y distribuirse las tareas.

Pero que nosotros seamos conscientes-y los peques también-de que no podemos sentarnos a estudiar con ellos no quiere decir que no podamos interesarnos por cómo llevan los deberes. Existen muchas formas de apoyarlos y hacerlos sentir motivados, por ejemplo: cada cierto tiempo acércate a ver qué tal va progresando y anímale a seguir. Si te pide que le revises un ejercicio y encuentras algo mal, díselo con tacto y destacando el esfuerzo que ha puesto en realizarlo.

Zona de estudio adecuada
Una zona de estudio limpia y ordenada ayuda a la concentración

Tips para ayudar con los deberes a los niños

Aunque todos los padres quieren que sus hijos sean personas independientes y autónomas, a veces nos surgen dudas sobre si lo estamos haciendo bien. Estos son nuestros pequeños tips para fomentar el hábito de estudiar y reforzar la autonomía de los peques:

  1. Delimitar la zona de estudio: es importante que los niños tengan su propio espacio donde hacer los deberes. Siempre ha de ser el mismo y es mejor si les damos una zona tranquila, con buena iluminación y ventilada.
  2. Planificar con tiempo: una forma de ayudar con los deberes de los niños es enseñarlos a planificarse. Dadles un calendario de pared donde puedan anotar las fechas de exámenes, entregas de trabajo y cosas importantes de manera que siempre tengan a la vista los días que restan hasta la fecha. Así pueden organizarse las horas de estudio de una forma eficiente con el objetivo fijado por el calendario.
  3. Técnicas de estudio: es importante aprender, desde pequeñitos, a tener unos hábitos de trabajo adecuados. Lo más efectivo para estudiar es realizar una primera lectura en la que se marquen los conceptos relevantes, subrayar la información importante y resumir el contenido de la lección con sus propias palabras. Es más sencillo memorizar cuando los niños pueden repetir un discurso con su propio lenguaje.
  4. Espacio libre de ruidos: sin ruidos ni distracciones. Así ha de ser su lugar de estudio. Dejad fuera de esa habitación la televisión, la música y el móvil para que durante su rato de estudio estén centrados y tranquilos. Es posible que necesiten un ordenador o tableta, pero hacedles ver que deben mantener la atención fuera de redes sociales y apps de mensajería.
  5. Fomentar la comunicación con los niños: preguntadles qué tal el día, interesaos por lo que han hecho en el cole, si han tenido algún problema o si algo les preocupa sin minimizarlo. La comunicación es una parte esencial en la educación de los niños; lo mejor es mantener todas las vías de comunicación abiertas para que nuestros hijos sientan que pueden contarnos cualquier problema o situación que les preocupe.

Si bien es cierto que ayudar con los deberes de los niños puede ser conflictivo si no sabemos dónde poner el límite, lo importante es que los pequeños aprendan a organizarse de manera independiente. Esto no significa que el papel de los padres sea prescindible, sino que nuestra función es respetar su espacio y darles el apoyo necesario para que sepan que pueden contar con nosotros si les surge cualquier problema.