Son muchos aspectos los que destacan de Toulouse y la convierten en una ciudad encantadora. Capital del Sur de Francia, es rica en patrimonio histórico pero también en lugares modernos e innovadores. Si sigues leyendo podrás conocer qué ver en Toulouse, esos lugares que no te puedes perder, como sus palacetes, sus iglesias o sus museos.

Qué ver en Toulouse

La Place du Capitole

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Es el centro de la ciudad y uno de los lugares con más vida de Toulouse. Se trata de una gran plaza ubicada entre las pequeñas calles del centro que acoge el edificio del Ayuntamiento, además de conocidos cafés y terrazas. La sede del Ayuntamiento está en El Capitole, una construcción que, además, tiene dentro de sus muros el Teatro del Capitole. Este edificio se levantó entre los siglos XV y XVI y es bello por fuera pero espectacular por dentro gracias a sus salas de decoración exquisita; con frescos y techos y paredes decoradas, entre los que hay muchas obras de Henri Martin. En la plaza, enfrente del Ayuntamiento, encontrarás unos soportales en el techo de los cuales el pintor Raymond Moretti plasmó algunos momentos que representan la historia de Toulouse. Y, detrás del Ayuntamiento, podrás visitar la Oficina de Turismo para hacer cualquier consulta, así como enfilar la calle d’Alsace-Lorraine, una de las más importantes vías comerciales.

El Garona

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El río Garona está completamente integrado en el paisaje de la ciudad. La mayor parte del centro de Toulouse está en su orilla este así que, si quieres sacar las mejores fotos, cruza a la orilla oeste y verás qué preciosa estampa se ve desde allí, con el Pont Neuf (por la noche se ilumina y va cambiando de color) o la torre de los Jacobinos. Se trata de un lugar idóneo para pasear y descansar en la hierba de la orilla.

Les Abattoirs

El Museo de Les Abattoirs se ubica en un acertadamente reconvertido matadero de la ciudad. Es un museo de arte moderno que es famoso por albergar un gran telón que pintó Pablo Picasso en el año 1936 llamado “El despojo del Minotauro con traje de Arlequín”. Debes saber que, para su correcta conservación, esta obra de arte solo está expuesta al público durante 6 meses al año.

La Basílica de St. Sernin

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Si hablamos de qué ver en Toulouse, no pueden faltar los edificios de carácter religioso, ¡se cuentan casi 100! La Basílica románica de St. Sernin es uno de los más representativos y, además, una de las iglesias más grandes del sur del país, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Se construyó entre los siglos XI y  XII y, en origen, formaba parte de una abadía en la que hacían parada los peregrinos del Camino de Santiago. Se halla en el extremo norte del centro de la ciudad y su torre exterior es fácilmente visible y llamativa. Su interior es más sencillo, sin grandes ostentaciones en cuanto a decoración pero con un precioso órgano del siglo XIX. La entrada a la Basílica es gratis pero para visitar la girola y la cripta con las reliquias de San Saturnino hay que pagar una entrada (bastante económica, entre 2 y 2’50 euros).

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El convento de los Jacobinos

Te recomendamos que vayas a visitar también el Convento de los Jacobinos, en el centro. En su iglesia ya no se ofician actos religiosos, pero ahora es un monumento nacional. Fue el convento de la orden de los Dominicos, y allí se quería convertir a los cátaros al catolicismo. De noche es iluminada en varios colores y su torre, ya visible de día al sobresalir entre los tejados, se hace más llamativa todavía.

Es de estilo gótico y su interior también resulta bastante sencillo, tiene una única nave dividida por columnas en el centro, y una de esas columnas destaca entre las demás por su tamaño y ramificaciones: La Palmera. El altar se encuentra en el centro de la iglesia y no en uno de los extremos, como suele ser habitual.

La iglesia de la Daurada

Cerca del mencionado convento de los Jacobinos encontraréis la iglesia de la Daurada, a poca distancia del río Garona. Su nombre hace referencia al color dorado con el que en principio se recubrían sus muros. En su interior, como elementos a destacar, veréis un órgano y la imagen de la Virgen Negra, muy querida por los fieles.

Los patios y palacios renacentistas

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El palacio de Assézat | Foto: france-voyage.com

La ciudad obtuvo una gran riqueza durante el Renacimiento por el comercio de la hierba pastel, que se empleaba como tinte azul para la ropa. Esta prosperidad económica se vio reflejada en la construcción de edificios. De estas construcciones se conservan muy bien las torres capitulares (estrechas, circulares y con ventanas), que coronaban las viviendas de aquellos que esperaban conseguir un título nobiliario. Se aprecian bien viéndolas desde los patios de las casas antiguas, aunque la mayoría son privadas y no se puede entrar en ellas. Sin embargo, la Oficina de Turismo organiza rutas para ver algunas de estas viviendas. También podrás visitar las que están abiertas al público: el Palacio d’Assezat (aquí se halla el Museo Bemberg) y los palacios de Brucelles o Dumay (con el Museo de la Vieja Toulouse).

Recintos dedicados a la industria de la aviación y aeroespacial

Estos sectores son los más prolíferos de la ciudad y en un artículo que habla sobre qué ver en Toulouse no pueden faltar Airbus y la Ciudad del Espacio. Airbus es un fabricante de aviones cuya sede principal está aquí. Se puede contratar una visita guiada que te mostrará por dentro y fuera modelos de avión tan míticos como el Caravelle o el Concorde, aparte de hacer un recorrido en autobús por las más de 700 hectáreas de la fábrica.

Si te gusta el mundo aeroespacial, nuestra recomendación es que vayas a ver el parque de la Ciudad del Espacio, con zonas temáticas y proyecciones en 3D.

Y tú, ¿has estado en esta ciudad alguna vez? ¿Qué es lo que más te ha gustado? Aunque, si no la has visitado nunca, seguro que con estas recomendaciones sobre qué ver en Toulouse te ha picado ya la mosca viajera 😉