Pastelerías de Viena

La pastelería y repostería austriaca tiene fama mundial desde hace siglos y no es por nada. Algunas de las recetas, como la tarta Sacher o el Strudel (aquí hay polémica de si su origen es aleman, austriaco o checo), han traspasado fronteras y se preparan en pastelerías de medio mundo, por eso, cuando estés viajando por Austria, debes tener muy presente pasar al menos una tarde en una de las cafeterías más notables del país.

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Hoy en concreto queremos ceñirnos a la oferta de Viena. La ciudad imperial no es famosa únicamente por su música clásica, por su cuidado urbanismo, sus jardines y sus preciosos monumentos. Las pastelerías y cafés de sus barrios hacen las delicias de cuantos visitantes recorren sus calles. Las pastelerías de Viena son una tentación para los más golosos, que van a encontrar en ellas maravillas tales como la famosa tarta Sacher, la tarta Imperial o el bizcocho Grand Guglhupf. En este artículo os queremos presentar algunos de los locales más ricos donde disfrutar de un Kaffee und Kuchen (o Kaffekuchen), es decir, de café y pastel. Esta es la expresión que emplean en el idioma germano para hacer referencia a ese paréntesis de la tarde en el que tomarse un café bien cargado acompañado de un delicioso y elaborado dulce, un momento que no debes perderte bajo ningún concepto cuando estés de ruta por Austria.

La Viena más dulce: nuestras pastelerías preferidas

Café Central
Herrengasse 14, 1010 Wien, Austria

Una de las mejores pastelerías de Viena

Inaugurado en 1876, es uno de lo más antiguos. Se ubica en pleno centro de la ciudad, en la calle Herrengasse. Sus dulces son célebres, comenzando por la tarta que lleva su mismo nombre y que es de creación propia: la conjuga una jugosa mezcla de chocolate y mazapán con un sutil aroma amargo de naranja. En Café Central también podrás degustar el típico dulce austriaco Apfelstrudel o las ricas elaboraciones de la pastelera Manuela Radlherr.

Su mobiliario y decoración -exquisitos, por cierto- siguen el estilo veneciano-florentino. A principios del siglo XX recibía recurrentes visitas de genios como Sigmund Freud, Franz Kafka o Adolf Loos. Está en la planta baja de un edificio de artística fachada que bien merece una visita por sí mismo: el Palacio Ferstel, un antiguo banco.

Café Sacher
Philharmoniker Str. 4, 1010 Wien, Austria

La más famosa pastelería de Viena
Foto: http://www.city-walks.info

Esta cafetería, tan famosa gracias a la tarta que lleva su nombre, se encuentra en la planta baja del Hotel Sacher, que a su vez está en pleno centro histórico de Viena. El hotel abrió sus puertas en 1876, inaugurado por Eduard Sacher. Perteneció a esta familia hasta la muerte de Anna Sacher en 1930, cuando fue la familia Gürtler la que adquirió todas las propiedades de la marca.

Tomar una porción de la Sacher-Torte -compuesta por bizcocho de cacao con una capita de mermelada de albaricoque y coronada por una gruesa capa de chocolate negro- es un placer que muchos no quieren perderse en su vista a Vien. En ocasiones se han llegado a formar largas colas en la entrada. Si tú también eres amante del chocolate y acudes a probarla, podrás tomar asiento en su terraza (cubierta en invierno) o pedirla para llevar (la servirán en una caja de madera acorde al tamaño de la porción).

Esta es la Tarta Sacher que venden en el Café Dumel, se reconoce por su placa de chocolate
Esta es la Tarta Sacher que venden en el Café Dumel, se reconoce por su placa de chocolate en forma de triángulo

Quizá no lo sepas, pero existe controversia con el nombre de este pastel. Fue Franz Sacher quien elaboró la primera versión de la tarta y, años más tarde, su hijo Eduard creó una versión renovada de la misma para la pastelería donde trabajaba: el Café Demel, también muy conocido en Viena. Como la tarta Sacher entonces se vendía tanto en el Hotel del mismo nombre como en Dumel, surgió a mitad del siglo XX una disputa legal sobre su autoría. En 1963 se decidió que el hotel podría denominar a la tarta que servían Original Sacher-Torte y el café Demel tendría que llamarla Eduard Sacher-Torte.

Café Landtmann
Universitätsring 4, 1010 Wien, Austria

Landtmann, una de las pastelerías más conocidas de Viena

También es uno de los más antiguos de Viena (abrió sus puertas en 1873, en medio de una época de gran esplendor). Está situado en la Avenida del Ring cerca del Ayuntamiento y el Burgtheater. Numerosos actores, músicos y políticos han acudido alguna vez al Café Landtmann, entre ellos Marlene Dietrich, Romy Schneider, Paul Mc Cartney y Hillary Clinton.

Goza de buena fama el Apfelstrudel que elaboran siguiendo la receta original. También son famosas sus tartas, con unos diseños tan trabajados que, incluso, les han hecho ganar certámenes internacionales. La más aclamada es la Tarta Landtmann, una pequeña maravilla hecha con nougat de avellana, capas de masa del mismo fruto y mazapán de naranja.

Café Sperl
Gumpendorfer Str. 11, 1060 Wien, Austria

Una mítica pastelería vienesa
Foto: http://www.slowvienna.com

Famosísimo y mítico en Viena, en este café se puede desayunar, comer, merendar y cenar. Vais a poder tomar un sabroso dulce típico vienés o su propia tarta Sperl, con chocolate, almendra, vainilla y canela. Seguramente hayas visto las mesas de billar que hay entre el mobiliario del local en películas como Antes del amanecer y Un método peligroso.

De él destaca su elegantísima decoración interior de estilo art nouveau compuesta por sillones de terciopelo rojo, parquet y muebles de madera oscura. Lo fundó Jacob Ronacher en 1880 pero lo vendió poco tiempo después a la familia Sperl. Finalmente, en 1884 pasaría a pertenecer a Adolf Kratochwilla, que quiso mantener el nombre. Actualmente está registrado como lugar histórico de Austria.

¿Qué te han parecido estas pastelerías de Viena? Elegir únicamente 5 cafés ha sido muy difícil, pues verdaderamente la mayoría de locales de este tipo en la ciudad lleva un trabajo increíble detrás. Tanto por tradición, como por elaboración de sus productos, decoración de los establecimientos y atención de su personal. Cuando visitéis la capital de Austria daos el capricho de degustar alguna de estas obras de arte, vale tanto la pena como visitar el más bonito de los monumentos.